Cumplir en nuestros trabajos, incluso algunos trabajando extra, tener excelente rendimiento académico, junto con hacer trabajos en casa, algunos tienen ya familias para las cuales proveer, dormir después de tanto estudio, y si sobra por ahí un tiempo ir a una comunidad cristiana a escuchar un sermón o a seguir trabajando para la comunidad. En fin, tantas actividades que no dan tiempo para relacionarnos.
Es como si tener tanto que hacer y ser el mejor en cada cosa que haces te hiciera una persona mejor y no un conformista. De hecho hay muchos dichos que fomentan este estilo de vida, como por ejemplo: “El que quiere celeste que le cueste” o “Para ser exitoso primero hay que quemarse las pestañas” o “sacrifícate ahora y luego tendrás mas tiempo”. Y con esto en mente nos lanzamos a un esfuerzo, muchas veces inhumano, por conseguir nuestras metas “importantes” pero, ¿alguien se quema las pestañas por una amistad?, ¿Alguien se esfuerza por la comunión?
Yo me pregunto, ¿Ésta es la idea de Jesús? ¿Esto es lo que Jesús quiere para nuestras vidas?
Juan 17:20-23 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mi, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tu me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”
¿Cómo podemos ser uno si cada uno vive su vida independiente del otro? Yo creo que Jesús, cuando comparaba la relación que esperaba de sus discípulos con su propia relación con el Padre se refería a esa comunión constante. A esa relación diaria, familiar entre Dios hijo y Dios padre. Sabemos que Jesús dentro de su labor en la tierra apartaba tiempos especiales para orar a Dios. ¿Es esa la relación que tenemos entre hermanos? mas aún ¿Es esa la relación que deseamos tener con nuestros hermanos?
Yo sé que muchas veces en la semana algunos pasan situaciones difíciles y muchas veces situaciones tan dolorosas y agobiantes… pero nadie se entera ni tiene idea de los problemas de otros porque, es como… “es suficiente con mis problemas, y mis tareas, y mis deberes”. Quiero decir, cómo pretendo llorar con los que lloran y alegrarme con los que se alegran como dicen las escrituras si no se si están llorando o alegres. Pero estoy seguro que una simple llamada o un mail o un mensaje de texto puede animar tanto a una persona. El hacerle saber de que estás preocupado por ella o que estás orando por ella.
Yo creo que, si dentro de nuestra apretada agenda de tareas y deberes por cumplir, hacemos un espacio para llamar a un persona, sin importar que sea tu mejor amigo o amiga, o para mandar un mail diciendo que estás recordándola o orando por ella podremos comenzar a experimentar esa perfecta unidad en amor que Jesús quiere de nosotros y que nos va a convertir en mejores personas.
Textos para reflexión:
Efesios 4:15-16 “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas la coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
1ª Juan 3:16 “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”.
Citas: La Santa Biblia Revisión de 1960
Juan Antonio G.
